¿Qué pasaría si quisieras abrir una puerta con la llave equivocada?
Por más intentos,
Por muchos enrosques que le des, golpes, empujones, …
Si la llave no es la correcta, no podrás abrir la puerta! ( Simple, verdad?)
Metafóricamente lo que te vengo a explicar con esto es que al igual que en la práctica de yoga, cuando una asana no fluye es porque la nota que estás tocando no es la que debe sonar AHORA.
Desde mi experiencia, cuando algo no fluye en mi propia práctica…
Paro.
Observo.
¿ De dónde viene la resistencia?
¿ De qué parte del cuerpo viene?
¿ Qué sensación me crea?
¿ Hay alguna emoción que surge de esta resistencia?
Traslado esta práctica de auto observación en mi día a día cuando de repente siento que algo no fluye, una simple conversación, una situación concreta, una simple acción.
Cuando no fluye,
paro.
Observo.
¿ De dónde viene la resistencia?
¿ Es una resistencia propia o es ajena a mí?
¿ Con esto fluyo? Y si no,
¿ Dónde estoy sintiéndolo, con que sensación o emoción?
Me dejo guiar siempre por mi intuición y cuando me conecto a esa fuente tan propia y a la vez tan universal, casi nunca me equivoco. Empiezo a reconocer las emociones, a veces con algún pinchazo, dolor, con una palabra que viene de la mente, entiendo de dónde vienen, porqué no fluye y empiezo a aceptar que quizás el camino es otro,
cambio de rumbo,
retroceder,
parar,
descansar.
Son también opciones » y muy necesarias» para más tarde retomar la acción.
Con esto te propongo que te dejes llevar por la fluidez de los estados cambiantes de tu propia naturaleza, que mientras un día me mantiene bien arriba con una energía desbordante y arrolladora otros sin embargo te deja tirada en el sofá sin casi poder parpadear porque te has quedado sin batería …
En mi caso, cuando me dejo llevar por esta fluidez, por supuesto que me enfado (aunque reconozco que cada vez menos), por no haber previsto que me quedaba sin batería,
Y me ofusco porque de haberlo previsto quizás hubiera medido más mi forma de dar, de servir.
Luego me hago consciente de mi enfado, de cómo me ofusco
Y así es como me acepto, tal y como soy
Y al aceptarme, regreso de nuevo a un estado de paz.
Suelto lo que ya no quiero repetir, el enfado, ese nudo en el diafragma. Lo libero, aprendo un poco más sobre cómo funciona mi cuerpo, mi mente y mis emociones. Y disfruto de ese momento de presencia, de auto escucha; que me ayuda cada día más a salir de esa mente rumiante y perturbadora y conectarme más con mi alma (quien observa apaciguadamente 🥰 todas estás fluctuaciones desde la distancia dentro de este templo que es mi cuerpo).
y cuando me miró a los ojos y conecto con ese alma en paz, me sonrío y entiendo que ese es el camino que me lleva a la felicidad. Ese instante, ese segundo mágico.
El yoga no es una simple práctica física, el yoga nos ayuda a reencontrarnos con nosotr@s mism@s. Y cuando tu mente te dice: «hoy no has fluido», paras, la escuchas y desde tu alma le contestas: Soy consciente de lo que dices y eso, YA ES UN PASO para cambiar todo con lo que no fluyo.
Ojalá y tuviéramos todo el tiempo en las clases para explicar todos estos conceptos para saber cómo el yoga nos puede ayudar a ese auto conocimiento, a ese acercamiento a nuestro cuerpo, a nuestra mente y a nuestro ser ♥️.
Este post está dedicado con todo el cariño, amor y respeto a una de mis alumnas respondiendo a su » hoy no he hecho nada». Hoy si has hecho, has tomado contacto con tu cuerpo, con tu mente, con tus resistencias y hoy es un buen día para empezar a hacer un cambio para empezar a fluir con lo que sí y soltar lo que no.
Si has llegado a este punto del texto, te agradezco enormemente por leerme.
NAMASTÉ yogui-yogui!
Sandra O.
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